Ganar luz, conseguir más amplitud, unificar espacios y a la vez diferenciarlos, dividir con cristal fue la apuesta para derribar barreras visuales en esta Vivienda Mínima situada en el centro de Madrid.
Un elemento protagonista desde el comienzo de la historia es el armario que recoge el almacenaje del distribuidor, dormitorios y llega a darnos a paso a la cocina. Esta pieza de mobiliario realizada en dm lacado con un fresado de formas orgánicas aporta continuidad y carácter además de simplificar y resumir la estética del espacio.
La gama cromática se ha trabajado tomando como referencia los principales pigmentos cerámicos usados en Fajalauza, artesanía tradicional granadina.
Fotografía Juanan Barros